Cada vez que nos subimos a la moto, ya sea para ir a la oficina, para desconectar en una ruta o simplemente para disfrutar del trayecto, hay algo que tenemos muy claro: lo más importante es la seguridad.
Sabemos que la moto es libertad, emoción y pasión… pero también implica ciertos riesgos. Por eso, no hay excusas cuando se trata de protegernos. Y ahí es donde entra en juego un buen casco.
En NZI llevamos más de 40 años trabajando para que cada motorista tenga no solo un casco, sino una barrera real de protección. Hoy queremos hablarte de por qué un buen casco puede marcar la diferencia en caso de accidente, y por qué tantos motoristas confían en los nuestros.
Tu cabeza, nuestra prioridad: al conducir una moto, tu cuerpo se mueve a la misma velocidad que ella, y en caso de un choque, continuará hasta que algo lo detenga. Si tu cabeza golpea el pavimento, el cerebro puede sufrir daños graves al chocar contra el cráneo, deformarse y desgarrar sus fibras nerviosas. Un casco homologado cumple una función crucial: desacelera el movimiento del cerebro, absorbe la energía del impacto y evita el contacto directo con objetos duros. Por eso, diseñamos nuestros cascos con materiales que distribuyen eficazmente la fuerza del golpe, reduciendo al máximo el riesgo de lesiones.
Cumplimos con normativas internacionales como el Reglamento de las Naciones Unidas UN ECE R22.06, e incorporamos tecnologías como visores Mist Retardant que retardan la formación de vaho, . Porque proteger tu cabeza no es negociable.






